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El majestuoso castillo de Praga

Monumental, hermosa, mágica, impresionante, cautivadora, nostálgica. Estos, y otros más, son los atributos que suelen darle a Praga sus visitantes al contemplar la vista sin igual que ofrece el majestuoso Castillo de Praga frente al Puente de Carlos (Karlův most).

No hay persona que no se sienta sobrecogida por la belleza de esta ciudad, e incluso muchas se atreven; como yo a afirmar que es la más hermosa de Europa y quizás del mundo. Pero gran parte de ese encanto se lo debe Praga a su castillo real, sobre una colina rocoso por encima del río que la bana; el Vltava o Moldava nombre con el se le conoce fuera de estas tierras.

La historia del Castillo de Praga se remontan a mediados del siglo IX, época en que comenzara a ser levantado como sede de la dinastía checa de los Přemyslovci, fundadora del Estado Checo. Ya entonces el Castillo de Praga - por aquellos tiempos una forticación de madera protegida por una empalizada - pasó a ser el centro político y cultural del país junto con Vyšehrad. Como resultado de labor del primer soberano checo históricamente comprobado, Bořivoj, quien alrededor del ano 890 hace construir el primer edificio sacro de las tierras checas - la Iglesia de la Virgen María.

Es que el príncipe Bořivoj Přemyslovec y su esposa Ludmila - posteríormente Santa Ludmila patrona checa - habían sido bautizados anos antes por los monjes Cirilo y Metodio venidos de la lejana Bizancia en el ano 863 para evangelizar estos territoríos europeos.

Los príncipes Spytihněv y Vratislav, hijos de Bořivoj, establecieron relaciones con el imperío germano occidental, hecho con el que el joven Estado checo corta el cordón umbilical que lo unía a Oriente (mundo ortodoxo), tanto en lo político y lo cultural, como lo religioso: la sede del principado checo es ampliada según los modelos arquitectónicos de la época de Carlomagno en el llamado estilo carolingio, se fortalece el poder de la dinastía Přemyslovci gobernante, y se afianza el cristianismo en las tierras checas. Gracias al cristianismo, a principios del siglo X comienzan a levantarse en el Castillo de Praga los primeros edificios de piedra, por supuesto religiosos.

El cambio de la orientación política y religiosa de oriente (iglesia ortodoxa) a occidente (iglesia católica) que experimentan los sucesores de Bořivoj se refleja no sólo en el aspecto de la fortificación que les servía de sede, sino también en las nuevas iglesias que se edifican.

Hacia el ano 915 el príncipe Vratislav I hace construir la basílica de St. Jiří, de tres naves, de estilo otónida, pre-románico. De alrededor del ano 926 es la rotonda de St. Vito, de cuatro ábsides, que hiciera construir el príncipe Přemyslovec Václav ( San Wenseslao), posteríormente canonizado por la iglesia, y que es el St. Václav, gran patrono de la nación checa.

Alrededor del ano 965 llega a Praga el primer visitante de la lejana Espana (Iberia) - el mercader y diplomático de origen ibero-árabe-judío Ibrahím ibn Jacobo - como embajador del Califa de Córdoba, Alkaham II. Es precisamente Ibrahím ibn Jacobo el primer extranjero en dejar testimonio escrito acerca de Praga, a la que, con el nombre de Fraga, describe como una ciudad de piedra y cal, con un vivo y concurrido mercado.

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El estilo románico entra de pleno en el Castillo de Praga proporcionándole el palacio obispal, el primer convento de las tierras checas - el de las Benedictinas adjuntas a la basílica de St. Jiří - y reconstruyendo la rotonda de St. Vito en basílica de tres naves. Se escribían los tiempos de los soberanos checos Přemyslovec Boleslav I, y Boleslav II.

Fue en los tiempos de Břetislav I, de 1034 a 1055, que el estilo románico descolla en el Castillo de Praga, que es amurallado y fortificado, y adquiere un nuevo palacio real, esta vez ya de piedra. Es precisamente de la época de este príncipe Přemysl que datan los llamados Decretos de Břetislav, que constituyen el primer código legal vigente en las tierras checas que se conoce.

Pero fue el gótico el estilo que en mayor medida marcó el carácter y la belleza de la ya entonces sede real checa. Sobre todo en la época de Carlos IV (Karel IV), rey de Bohemia y emperador romano-germánico, quien hace levantar un nuevo palacio real sobre el románico existente, y la famosa Catedral de St. Vito sobre las bases de la anteríor basílica románica, como digna sede del arzobispado praguense.

El renacimiento también dejó sus huellas en el Castillo de Praga. En este estilo fueron levantadas las famosas ventanas de la de Sala de Vladislav, el Palacete Real de la Reina Anna y la Sala de Juegos, hechos construir ambos por Fernando I de Habsburgo, hermanos del rey espanol Carlos V, siendo soberano de Bohemia.

El barroco, estilo dominante en la época de la contrareforma o recatolización, estilo muy admirado por los Habsburgo, a cuyo imperío ya en aquella época pertenecía el Reino de Bohemia, también está presente en el Castillo de Praga, entonces sede de los emperadores austríacos.

También nos plasmaron sus huellas en el Castillo de Praga el rococó y el neoclásico, estilo este último en el que María Teresa de Austria, a mediados del siglo XVIII hace reconstruir gran número de edificios dentro de los reinos checos y moravos, sobresaliendo la reedificación de la hermosa ciudad de Olomouc.

Actualmente el Castillo de Praga, emporío arquitectónico y cultural de la República Checa, es administrado por la oficina del presidente de la república, a la que le sirve de sede. Y ahora sólo nos resta invitarles a visitarlo......amigos del mundo.